SUGERENCIAS8

Ya llevo escritos y publicados unas 200 comentarios durante estos tres años y me han leído más de 30.000 personas en todas partes del mundo, mayoritariamente en España, Estados Unidos, Europa y Asia, nunca pensé que tuviera tanto lectores de mis escritos, seguiré publicando estas reflexiones, y espero tener la misma aceptación a mis lecturas, como hasta ahora.

Muchas Gracias

Julio

Actualidad, Política, Social, generalmente público los Viernes y acompaño con una de mis pinturas en Óleo o Acrílico por cierto todas a la venta

viernes, 13 de junio de 2014

Felipe VI

LA abdicación del Rey de España en favor de su hijo Felipe, heredero legítimo de la Corona, es un acontecimiento extraordinario que, a la vez, debe contemplarse como un ejercicio de normalidad institucional plenamente integrado en el sistema democrático vigente desde la Constitución de 1978. Don Juan Carlos ha sido el gran artífice de la democracia en España, el régimen que mayor progreso y libertad ha proporcionado a los españoles. El Rey ha conquistado plenamente la legitimidad de ejercicio durante su largo reinado, y especialmente en los momentos más dramáticos de este largo periodo, como fue la Transición misma, cuando renunció a los poderes dictatoriales que Franco le había otorgado, y en los acontecimientos del 23-F de 1981, cuando tuvo una actuación decisiva para abortar el golpe militar que pretendía la marcha atrás en la historia contemporánea de España. Durante los últimos años, no obstante, el Monarca no ha sido ajeno al deterioro de las instituciones del país por la crisis, la corrupción y la desafección ciudadana, sufriendo sus propios errores, reconocidos ante los españoles, y el desgaste de su estado de salud. Este conjunto de factores explican que el Jefe del Estado hubiera adoptado, ya en enero de este año, la decisión de abdicar el trono, aunque la comunicación oficial se produjo hace unos días, poniéndose en marcha los mecanismos constitucionales previstos para la sucesión, pese a que no se había desarrollado la ley orgánica que la Carta Magna prevé para la abdicación. No será ningún obstáculo, puesto que más del 80% del Congreso respalda la operación sucesoria tal y como regula la Constitución. Felipe de Borbón, que reinará con el nombre de Felipe VI, habrá de someterse a la ratificación por las Cortes, sin que quepa ninguna modificación del sistema institucional y el equilibrio de poderes que no sean los estipulados en la propia Constitución. Don Felipe, al que el Rey a encomendado todo el protagonismo que pretende asignar a las nuevas generaciones de españoles, tiene ante sí una enorme y apasionante tarea: impulsar desde la cúspide del Estado la regeneración de las instituciones, ayudar a la recuperación económica y la cohesión social, reforzar la marca España en la escena internacional y relegitimar la monarquía democrática con un ejercicio tan sensato, generoso y responsable como el que ha encarnado su padre. Felipe de Borbón se ha preparado a conciencia para conseguirlo y ser un Rey al servicio de los españoles del siglo XXI. Es su hora de la verdad. Un episodio ciertamente extraordinario que entra dentro de la normalidad democrática.

 La monarquía está votada en las urnas (detalle que olvidan algunos comunistas de IU, como Cayo Lara), cuando en 1978 se aprobó la Constitución, que sigue vigente. Por cierto que los partidos que se situaron ayer al margen del sistema, tras la abdicación, han sido IU, Podemos (que todavía no sabemos si es Partido Político o que es) ERC y Bildu

Yo creo que como dice Rajoy dentro de la Constitución hay formas para convocar un referéndum, pero tienen que tener los votos suficientes en el Parlamento para poderlo hacer es decir una Mayoría absoluta.

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