El presidente del Gobierno de los recortes y la austeridadse subió su sueldazo en el PP un 27,2% en plena crisis, entre 2007 y 2011. Su salario en el partido creció en más de 40.000 euros, hasta superar los 200.000 anuales, en esos mismos años en los que la mayoría de los españoles se apretaba el cinturón. Entre 2010 y 2011, mientras la paga de los funcionarios quedaba congelada,
Los datos fiscales que ha difundido La Moncloa no aclaran en lo más mínimo el escándalo desatado por los papeles de Luis Bárcenas; qué sorpresa, en la declaración de la renta no aparece ninguno de esos supuestos pagos en B.
¿Es aceptable que el mismo gobernante que pide hoy esfuerzos a sus ciudadanos cobrase durante los últimos diez años casi dos millones de euros procedentes del dinero público? ¿Es tolerable que un diputado pueda sumar a su salario en el Congreso un segundo sueldo del partido, como hacen en el PP?
El sueldazo del PP –esos 200.000 euros que cobró como presidente del partido en 2011– no es un dinero del sector privado. Un partido político no es una empresa más. El 90% de los ingresos del PP provienen de subvenciones públicas. Este impresionante sueldo sale de los impuestos de los ciudadanos. También lo pagamos nosotros, los contribuyentes. Y por mucho que el PP llame a esos 200.000 euros anuales "dietas y gastos de representación", no dejan de ser un sueldo que claramente incumple el espíritu de la ley electoral, donde se exige a los diputados "dedicación absoluta".
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