La primera diferencia entre los parlamentarios y los cotizantes normales radica precisamente en que los primeros sólo necesitan siete años para cobrar la pensión máxima, mientras que los segundos requieren de 15 para percibir el 50%.
Más discutible resultan las indemnizaciones por cese de actividad a los que tiene derecho sus señorías. Si bien no tienen derecho a paro, sí cobran una mensualidad cada por año de permanencia en las cámaras, con un máximo de 24. El salario base por mes es de 3.126 euros, cantidad muy superior a un subsidio por desempleo.
Y ya ni hablamos de los Eurodiputados y sus fondos de pensiones. Un total de 39 eurodiputados españoles que han formado parte de las anteriores legislaturas del Parlamento Europeo (desde 1994 hasta 2009) participan en el Fondo de Pensiones de los Miembros del Parlamento Europeo -también conocido como "Programa Adicional de Pensión Voluntaria"- creado en 1994 por un amplio grupo de parlamentarios y cofinanciado en dos terceras partes con fondos públicos comunitarios. Entre los partícipes españoles de este fondo están, además del eurodiputado de Izquierda Unida Willy Meyer, la socialista Elena Valenciano y el popular Miguel Arias Cañete, entre otros. También aparecen Rosa Díez, Jaime Mayor Oreja y Cristóbal Montoro.
Mientras tanto el trabajador normal y corriente tendrá que cotizar 35 años y se calculará la pensión por los últimos 25 años cotizados. Dese luego la diferencia entre los Diputados , Eurodiputados y el trabajador es de una desproporción manifiesta, además que podrán cobrar las dos pensiones a la vez, este es el ejemplo que nos dan nuestros dirigentes y todavía esperarán que tengamos credibilidad en ellos.
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